¡Cuánto nos gusta criticar a los demás!, por su forma de ser, por su forma de vestir…. Que costumbre más fea ¿verdad? Debemos tener en cuenta que ese mal hábito lo tomamos en nuestras propias casas y nuestros hijos absorben e imitan lo que hacemos y decimos. Evitemos caer constantemente en la crítica, cuando sea posible ignoremos lo negativo, no hagamos crítica destructiva y cuando critiquemos   hagámoslo de forma positiva haciendo el bien. En definitiva,  hay que ayudar a una persona a que cambie su conducta, no hay que machacarles por su error.

Tenemos que comprender que todo lo que vemos o miramos es una proyección de nuestra mente, es nuestra realidad. Lo que observamos tiene que ver con nuestro cerebro, por lo tanto cuando criticamos, ponemos una etiqueta que ha dictado este. Cada etiqueta habla de tu mente, todo lo que piensas del mundo es una creación tuya, no el mundo real en sí. Es muy difícil aplicar absoluta objetividad, tú eres tú y tus circunstancias y siempre que emitas un juicio estará basado en tu cerebro, en tu pensamiento.

La Universidad Wake Forest, en Estados Unidos, ha realizado un estudio que determina que las personas que ven con buenos ojos a las demás son más felices y entusiastas, mientras que aquellos que se resguardan en las críticas, en realidad esconden una infelicidad y una tendencia a la depresión.

Quien domina la técnica de realizar críticas tiene a su alcance la posibilidad de conseguir sus propios objetivos, mejorando la relación personal con los demás y disminuyendo la posibilidad de conflictos. Te anoto seis ideas que puedes aplicar desde hoy mismo:

  1. Elegir el momento adecuado: es imposible hacer una buena crítica si estamos alterados. Tendremos que calmarnos y así poder seguir mejor todos los pasos.
  1. Realizar una crítica cada vez: si lanzamos un montón de críticas, la otra persona no verá una petición de cambio sino un ataque generalizado a todo lo que hace, y por lo tanto se pondrá a la defensiva.
  1. Controlar el lenguaje no verbal: controlar el tono de voz, la distancia con la otra persona o la expresión facial. Debemos transmitir firmeza y calma a la vez.
  1. Definir con exactitud aquello que queremos cambiar: si globalizamos se pierde intensidad e interés.
  1. Introducir elementos positivos: el introducir elementos positivos de la conducta del otro, le hará ser mucho más receptivo y puede que acabe mejorando nuestra relación tras la crítica
  1. Tras la crítica siempre reforzar en positivo: hay que valorar la implicación de nuestro oyente y aceptar sus sugerencias o resolver las dudas.

Si no intentamos poner fin a nuestra costumbre de criticar, puede que  toda nuestra comunicación con los demás sea la de hablar criticando. El problema es que muchas veces la crítica es algo que nos resulta interesante, y una buena forma de llamar y acaparar la atención de los demás. Y es que parece ser, que hay algo en la mayor parte de las personas y círculos sociales que provoca que nos llame mucho la atención el saber los aspectos negativos de los demás. Huyamos de esto y basemos nuestra convivencia en la empatía y compresión hacia los que conviven con nosotros.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Rellena este campo
Rellena este campo
Por favor, introduce una dirección de correo electrónico válida.
Tienes que aprobar los términos para continuar