¡Qué duro es el viaje de la vida en algunos tramos! ¡Qué momentos de amargura que te tambalean y sientes que las entrañas se resquebrajan!

Cuántos kilómetros recorridos, cuántas risas, cuantas lágrimas, cuantos vaivenes y huracanes que lo destruyen todo y te tienes que poner a construir de nuevo.

Todo es nacer, todo es morir, todo es luz, todo es sombra, todo es risa y todo es llanto. Todo es… VIDA

En estos momentos de reflexión me inclino más por sentir que por pensar.

Dejo atrás los malos pensamientos, las malas acciones, todas las tonterías que restan, que dividen. Necesito y quiero cosas que sumen o mejor que multipliquen.

Me llevo como equipaje, abrazos, caricias. Hoy más que nunca necesito ser querida y querer. Necesito que me arrullen como un pequeño recién nacido que su madre coge entre sus brazos y lo aprieta junto a su pecho, fundiendo sus dos corazones.

Necesito cómplices que me acompañen, que sean compañeros de viaje, que me comprendan y entiendan mis latidos, mis escalofríos, mi media sonrisa, mi carcajada. En estos momentos lo necesito.

Hoy no quiero callar, que nadie me haga morderme la lengua, quiero expresarme y sacar todo de dentro de mí, lo que me oprime y apenas me deja respirar. También lo que me hace feliz y afortunada. Soy libre y nada ni nadie me va a poner la mordaza.

Estoy convencida que después de algo malo, siempre aparece algo bueno, después de llorar mil horas, te das cuenta que la risa puede más y acaba dibujándose en tu cara y muestras al mundo que reír es bueno y es sanador.

Mañana será otro día y volverá a salir el sol y si llueve pues amaremos la lluvia.

 

En la vida hay veces que tienes que arriesgarlo todo,

donde luchas por conseguir tu mayor sueño,

a pesar de la dificultad que tiene en cada momento,

aspirar a lograr ese gran deseo.

He decidido ser uno más de esos aventureros,

que se lanzan a por todas a pesar del riesgo,

no hay nada mejor que descubrir tu valía,

en las situaciones más difíciles que te pone la vida. (Christian Manríquez)