Acaba de empezar el mes que más me gusta del año porque es mi cumple, porque tendré vacaciones a partir del día 11, porque los días duran mucho, porque hay una luz diferente y porque desde el viernes estoy en mi pequeño paraíso.

Esta tarde por fin me he decidido a escribir un rato ya que hace tiempo que no lo hago. Madre mía cómo pasa el tiempo… desde el 25 de mayo no había hecho ningún post. He tenido un mes de mayo y junio muy intensos y me ha sido imposible por eso hoy voy a ver que sale de esta cabecita todavía un poco enturbiada y con necesidad de tomar vacaciones.

Pues así sin despeinarme voy a hablar de responsabilidad, algo que tanta falta hace y es tan necesaria para la vida.

Ser responsable es difícil, pero realmente vale la pena intentarlo. Si todos pusiéramos nuestro grano de arena en moldear y hacer fuerte la responsabilidad, nuestras ciudades, nuestros países y nuestro mundo serían muy diferentes a lo que tenemos en la actualidad.

Las pequeñas responsabilidades diarias que a veces pueden parecer insignificantes, nos preparan para ir asumiendo otras mayores. Si actuamos responsablemente, logramos algo muy valioso y esto nos hace crecer, confiar en nosotros mismos y en los demás. También nos permite elegir con libertad, y actuar cada vez con mayor independencia y seguridad en nuestras propias decisiones.

Por eso, aceptar la responsabilidad es un gran desafío que se debe experimentar para lograr una plenitud en mente y cuerpo y porque ese aprendizaje marcará tu vida para siempre.

Qué mejor explicación de las ventajas de ser responsables que exponiendo mi manera personal de vivir la responsabilidad:

  1. He asumido desde el principio mi responsabilidad de ser empresaria. He tenido y tengo una vivencia muy profunda de la importancia que tienen cada una de mis funciones y mis actos.

 

  1. Me comprometo con las personas que dependen de mi de una manera u otra y también de sus valores e intento en cada momento buscar su bien. El compromiso es la derivación de una decisión consciente. Por eso reflexiono sobre lo que es importante para mí y luego lucho y protejo para defender esos valores.

 

  1. Cuando tomo una decisión o emprendo una determinada acción, asumo las consecuencias si el resultado no es el esperado. Procuro no cargar mis errores a otros, me pongo al frente y le busco solución lo antes posible.

 

  1. Habitualmente me comprometo con proyectos después de analizar exhaustivamente los pros y los contras de los mismos. Me asesoro y pido opinión a gente preparada y que me aprecia, pero al final la decisión es mía con todas las consecuencias. Trato de evitar los éxitos pasajeros. No dejo que los demás elijan por mí, soy la dueña de mi vida, de mi imagen y de mis pensamientos.

 

  1. Procuro diariamente tener una actitud positiva. Me levanto cada día dejando a un lado la negatividad y me enfoco en mis objetivos. Con ello consigo ser más responsable e intento ganarme la confianza de los demás.

 

Si me admites un consejo te diré que seas ordenado y desarrolles una rutina diaria. Es algo que funciona y te centra en tu vida. Levántate y acuéstate a la misma hora cada día. Intenta comer, hacer deporte, leer, las tareas del hogar, siempre a la misma hora. Elige el mejor momento para llevar a cabo cada actividad. Si intentas hacer todo al azar, será más agobiante y te costará más tiempo.

Si te surgen imprevistos tampoco te agobies ni te machaques por no cumplir lo establecido en determinados momentos, después ya te regularas de la mejor manera posible para seguir tus rutinas.

“Somos la memoria que tenemos y la responsabilidad que asumimos, sin memoria no existimos y sin responsabilidad quizá no merezcamos existir” José Saramago