A veces me da vértigo pensar en la velocidad del tiempo. Hoy que me he decidido a volver a escribir en mi blog, he mirado cuando fue mi último post y resulta que casi hace ya dos años. ¿Cómo es posible? ¿Dos años? ¡Qué barbaridad!

Mira, otra de las cosas que me ha aportado el Confinamiento, volver a retomar buenas costumbres.

No se si hoy será un buen día para comenzar a escribir… “parece que las musas han pasado de mi, andarán de vacaciones”, como canta Serrat. Da igual, me lanzo, me dejo de escusas y del ya lo haré mañana… Empiezo, salga lo que salga y como diría mi amiga Amparo Burguet “más vale hecho que perfecto”.

¡Vaya momentazo que estamos viviendo! Que cantidad de sensaciones, emociones, vivencias desconocidas estamos sintiendo. Si te pones a pensar parece una película de esas raritas, que a mi personalmente no me gustan nada. Las calles vacías, las personas con guantes y mascarillas, como si fueran a entrar a un quirófano. Miradas que cruzas con un resabor a desconfianza y un tanto de recelo.

Qué te voy a contar con el miedo a contagiarnos. Yo cuando veo las noticias o hablo con alguien que me cuenta cosas, al rato ya me siento todos los síntomas y veo que el coronavirus me coge por el cuello (smile) menos mal que me dura poco porque sino menudo papelón. Bromas a parte, es duro ver el sufrimiento de la gente que están viviendo esto en primera persona y el desgarro y soledad en situaciones que ni tan siquiera tienen una despedida. Pero me quedo con los que a pesar de los 95 lo han superado y salen alegres y contentos por el triunfo y también con la solidaridad de tantos seres humanos que están contribuyendo a que podamos salir de esta pesadilla.

Y luego está ¿Qué va a pasar cuando salgamos?: la economía, la convivencia, el trabajo, mi empresa, las relaciones…. Ufff, da un poco de miedito ¿verdad?

Hoy en el grupo de Cìrculo de Mujeres (impresionante y enriquecedor 100%), una de mis compañeras, una mujer tremenda Mª José Sánchez, nos ha compartido un enlace que dice: “¿Cómo estas afrontando la pandemia? Lo que sucede es lo que es y lo que hacemos con ello es lo que somos” ¿No os parece genial? Sencillo, pero totalmente real.

Muchas de las cosas que nos pasan en la vida, no las elegimos, aparecen y las tienes que asimilar, acostumbrarte a vivir con ellas de la mejor manera posible. Los momentos buenos o muy buenos, son fáciles de llevar y de disfrutar, pero cuando las cartas te vienen mal dadas, entonces ya no es tan sencillo.

Es aquí en estos momentos donde mejor distingues a los grandes, a los mediocres y a los chusqueros. Estos últimos son los que siempre necesitan buscar un culpable para condenar y descargar su ira y se pasan la vida reaccionando contra lo que le pasa en lugar de aceptar y normalizar cada situación.

Yo antes de la Alerta Sanitaria ya lo tenía muy claro y ahora mucho mas. Me niego a ser negativa y sobre todo a soportar o convivir con personas “losas” que lo único que hacen de maravilla es amargarte la vida y absorber toda tu energía.

Cómo dice mi buena amiga Sonia Bernal “Yo de momento sólo quiero impactos blancos y/o positivos”

Mi posición es enfocarme en el momento presente, consciente y pendiente de mis pensamientos, acciones y sentimientos. Tomar cada día con ganas de vivir, saborear cada instante: trabajando, limpiando, meditando, orando, leyendo, pintando, aplaudiendo, conviviendo, amando.

Es sorprendente la cantidad de experiencias nuevas, incluso estando confinada, que se presentan al cabo del día, simplemente si prestas atención y no vas continuamente con el piloto automático.

¿Qué si tengo momentos bajos? Claro, pero la verdad es que me duran poco, intento buscar salidas que me despejen la mente para no regodearme demasiado tiempo en lo malo, en lo que no me aporta.

Cuando me vienen imágenes, pensamientos, ideas negativas pensando en el futuro, cuando pienso que la vida no tiene sentido… lo único que me ayuda es pensar en el AMOR, a Dios, a los que están a mi lado y a mi misma. El Amor todo lo vence y nada tiene sentido si no lo hacemos con él y para él.

Yo sigo con mi idea de ayudar a las personas a creer en si mismas, a tener ilusión por lo que hacen, por sus proyectos… a sentirse protagonistas de sus vidas, de su futuro. A que empiecen a desvanecer de una forma natural sus problemas que vistos con los ojos cerrados parecen insalvables, pero si luchan por ellos no lo son.