No se tú pero yo necesito de los demás para desarrollarme y sobrevivir, pero esto no significa que el cien por cien de mi tiempo tenga que estar acompañada. Tan importante es construir relaciones personales sanas como recogernos en nuestro interior en soledad para conectar con él. Por lo tanto y a pesar de la mala prensa que se le ha dado, es importante establecer una clara diferencia entre lo que llamaremos soledad elegida a desolación.

Cuando uno se permite salir a dar un paseo, pararse a contemplar el mar o simplemente sentarse en un rincón de su casa sin más compañía que la suya propia, es posible que empiece a disfrutar de su intimidad, que valore un silencio y, con el tiempo, quizás hasta desarrolle la capacidad de ejercitar su vista, atender a los sonidos y, algo más hermoso todavía, escucharse a sí mismo.

Cuando uno descubre que el mejor compañero va siempre con él es porque ha aprendido a quererse, porque sabe cuidarse y respetarse.

Si te gusta pasar tiempo solo o tomarte unos días para ti es porque estás en buena sintonía contigo

Las personas que buscan esos momentos de reflexión, que dedican tiempo a estar con ellas mismas, son personas comprometidas y que cuidan su interior, lo cual indica además que tienen una buena autoestima.

Los momentos de soledad elegida son recomendables para todo el mundo, pues son una forma maravillosa de fomentar el bienestar emocional creando estados positivos y constructivos.

Y después de un encuentro con uno mismo una cosa es segura: te quieres un poquito más.

Por desgracia, para algunas personas la soledad es sinónimo de ausencia, tristeza y dolor. Esto sucede porque asocian este término a un sentimiento que, por supuesto, no han elegido.

Estar solo en un sitio en un momento dado y durante un tiempo limitado es una elección muy buena para encontrarse con uno mismo y disfrutar del placer de la propia compañía.

Uno puede estar solo sin sentirse solo. En cambio, muchas personas se sienten solas incluso cuando están rodeadas de mucha gente.

Lo mejor: llévate bien contigo mismo, porque eres con quien pasarás el resto de tu vida

Aquel que experimenta la soledad elegida es consciente de que no está solo. Se tiene a sí mismo pero además, también comparte su vida con otras personas con las que establece relaciones de calidad. Lo cierto es que para poder establecer relaciones sanas, previamente, es muy importante estar bien con uno mismo.

La soledad no deseada  que deriva a la desolación parte de una dependencia hacia los demás. Es la sensación de querer estar con alguien y no poder conseguirlo. Pretendemos que los demás llenen el vacío que nosotros mismos no podemos completar. Cuando nuestra paz interior es débil nos cuesta mas aceptar la soledad y mucho menos mantenerla.

No pretendo que te vuelvas   un ermitaño, sino de conectar con el sentir, el respirar, disfrutar del silencio, dejar por un momento responsabilidades y preocupaciones y darnos cuenta de la necesidad de encontrar y reforzar nuestro Yo. ¿Te has dado cuenta que lo más importante de nuestro transitar lo tenemos que hacer solos: nacer, morir, madurar, padecer dolor, etc? Realmente vivir nadie lo puede hacer por ti.

Te animo a que, a pesar del desorbitado ritmo que llevamos, encuentres un momento de soledad. Impide todo tipo de ruido. Dedícate veinte minutos al final del día, trata de conectar con las sensaciones que te ofrece tu cuerpo, ayúdate de la respiración o la meditación. Si lo tomas como un hábito de vida veras que puedes conseguir entre otras cosas:

  • Un gran estado de calma
  • Desarrollo de la creatividad
  • Sensación de libertad
  • Habilidad para establecer lazos sociales
  • Fortalecer el carácter y la identidad