Este mes de febrero el tema que estamos tratando en las sesiones grupales de coaching es el Perdón. Es un tema que a mí personalmente me gusta mucho y soy una convencida de que cuando perdonamos, nos estamos liberando a nosotros mismos, de nuestra propia esclavitud. Nos desprendemos del dolor y el resentimiento que llevábamos cargando como una losa a nuestras espaldas, para dar paso a la liberación. Incluso, al perdonar, concluimos esa parte abierta que teníamos con el pasado.

Para la mayoría de los seres humanos no es nada sencillo, es un proceso que requiere valor, autoestima alta, amor y entendimiento. La persona a la que te niegas a perdonar no es más infeliz, y la mayoría de las veces, ni padece las consecuencias de tu falta de perdón, por el contrario, el que más sufre por ello eres tú, ya que vives con una enorme carga emocional que pesa y no te deja disfrutar de las cosas bellas que tiene tu vida.

Reconoce que eres responsable de tu vida. Tú eres el único capaz de modificar tus actos y pensamientos. Darte cuenta de esto servirá para que dejes de darle tanto poder a la persona que te hizo daño y para que tomes la decisión de cambiar tus vivencias. Tú tienes el poder de percibir las cosas de otra manera, de elegir el camino menos doloroso y de superar obstáculos

El perdón es bueno para el cuerpo, para la mente, para las relaciones personales y para encontrar un papel en el mundo. Esto debería servir para convencernos que es mucho mejor dejar ir el rencor y perdonar.

Piensa y recapacita si tienes que perdonar o a lo mejor pedir perdón… no lo demores mas y comienza a prepararte para hacerlo correctamente. Si te parece hazlo teniendo en cuenta estas referencias:

  • Acepta a cada persona tal y como es.
  • Perdona sin dejar de ser tú mismo.
  • Perdónate. Todo perdón empieza contigo mismo.

Como dijo William Shakespeare:

El perdón cae como lluvia suave desde el cielo a la tierra. Es dos veces bendito; bendice al que lo da y al que lo recibe