Si algo he envidiado siempre en esta vida ha sido tener un hermano, una hermana, o en el más fantástico de mis sueños tener varios. Eso no solo ocurría cuando era una niña e inventaba con mi amiga Maribel Quiles en el autobús del colegio, hermanos imaginarios que llenaban tal vez los huecos de mi vida en soledad. Hoy en día sigo añorando ese vacío. Lo que daría por compartir con una hermana mis problemas, mis alegrías, mis llantos y también mis risas.
No puedo comprender que haya hermanos que no se hablen, que no se miren y a veces por tonterías que con el tiempo y por no haber una buena comunicación, se va enquistando y el resentimiento crece hasta convertirse en un monstruo cruel y vanidoso que es incapaz de dar su brazo a torcer y perdonar.

Yo soy muy feliz de ver a mis hijas, tan unidas, tan cómplices… ahora que ya la edad las ha igualado se han dado cuenta que así son las hermanas, en lo bueno y en lo malo, un matrimonio especial para el resto de tu vida.

maribelmunoz_coach-085Estoy segura que Marta piensa que esa personita que un día, de repente, comenzó a formar parte de su vida. La que correteaba con ella por los pasillos de la casa, la que le quitaba sigilosamente trocitos de bocadillo cuando embelesada veía la tele y pensaba que nunca iba a crecer. Y para ti, de algún modo, nunca lo hará. Es su hermana, su hermana pequeña, a quien tiene que proteger de absolutamente todo, porque tú eres su cobijo frente al frío.
Estad siempre pendientes una de la otra no rompáis nunca ese lazo que os une, quereos sin medida y aunque cada una llevéis vuestra vida, no olvidéis nunca lo importante que es vuestro amor.

Os invito a todos los que en estos momentos estéis alejados de vuestros hermanos, que penséis que ese abismo que se ha abierto entre vosotros es irreversible… yo os digo que no. El amor siempre debe prevalecer frente a cualquier disputa y que debes hacerlo ahora que todavía hay tiempo, mañana puede ser demasiado tarde.

A mi la vida que no me ha dado hermanos me ha dado grandes amigos que llenan ese hueco y en este momento, a mis 54 años me siento plena y satisfecha de pensar lo afortunada que soy de verme rodeada de personas amables, cariñosas, que cada día me demuestran que puedo contar con ellos y aunque no son hermanos de sangre si lo son de alma y también de fe.

Tu madre ahora eres mi hermana pequeña y yo aunque a veces me duela, me siento feliz de estar a tu lado que mas da la semántica, lo importante es el cariño que nos tenemos. Y ese es inmedible y no se puede explicar con palabras.