Una definición de entusiasmo por la Real Academia Española de la lengua es:

“Exaltación y fogosidad del ánimo, excitado por algo que lo admire o cautive.”

A mí me encanta observar a las personas, ver sus reacciones, como se mueven, como actúan. En estos días de vacaciones que tengo más tiempo aprovecho para hacerlo con más detenimiento: en la playa, en la espera para tomar un medio de comunicación, en un restaurante, etc.

Te das cuenta que hay personas que van con las pilas puestas que se las ve entusiasmadas y otras que caminan casi por inercia. Seguro que si les preguntáramos el porqué de su actitud muchas veces nos sorprenderían sus respuestas. Algunas tienen motivos de peso para estar apagadas, pero en la mayoría de los casos es una cuestión de actitud.

Vivimos en una sociedad movida sobre todo por el consumismo y esto nos deriva a una espiral de inconformismo y desgana ante la idea de no poder alcanzar nuestros objetivos tanto personales como profesionales.

La mayoría de los individuos permiten que los demás decidan cuáles son sus necesidades, qué les hace felices, con quien quieren o deben estar, etc. Dado que dichas elecciones no son propias, la persona pierde el entusiasmo y se le desmorona toda la estructura que le envuelve. La solución es tan simple como cuestionar cada aspecto importante de nuestra vida, para dar con las necesidades y objetivos que realmente nos interesan y corresponden.

Yo personalmente soy una persona que se entusiasma con facilidad, que crea proyectos y los vive con pasión, da igual que alguno no cuaje porque lo realmente importante es haberlo pensado, ideado e intentar que tenga éxito. Sentir entusiasmo me hace vibrar y sentirme viva y celebrar cada minuto de mi vida como un milagro.

El camino de mi vida está plantado con flores de pasión y arboledas de esperanza y es por eso que mi empresa perdura después de 29 años y mi matrimonio 30. Es cuestión de regarlos con el sudor del esfuerzo y el cariño para poder alcanzar la plenitud.

Os dejo unas pautas que me han servido a lo largo de mi vida, en la actualidad las sigo utilizando. No podemos bajar la guardia, debemos llevar siempre las riendas si queremos tener plenitud y felicidad.

  1. Cree en ti y en tus posibilidades: Seguro que tienes un gran potencial dentro por descubrir y que está esperando a ser sacado y brillar con luz propia.

 

  1. Rodéate de personas optimistas y entusiastas… te harán más fácil el camino. En los momentos difíciles son una gran medicina que alivia nuestras penas y nos ayudan a sentir mejor. Aléjate de aquellas que tienen un nubarrón constante encima de ellas y que solo consiguen nublar más tu vida.

 

  1. Ponte en contacto con la naturaleza con frecuencia, ya sea el campo, la montaña o el mar. Sentarte a solas contigo mismo rodeado de un ambiente natural descargará tu energía negativa transformándola en positiva.

 

  1. Observa a todo y todos los que te rodean para poder aprender de ellos, pero no te olvides de compartir también tus sapiencias y ponerlas al servicio de los demás.

 

  1. Céntrate y elimina distracciones, es complicado llevar grandes proyectos a la misma vez.

 

  1. Cambia las formas de hacer las cosas si no estás de acuerdo con los resultados que estás obteniendo. Si consideras que tu vida es monótona y carece de interés, intenta introducir algunos cambios y novedades que te hagan vivir el día a día con más ilusión. Plantéate un objetivo concreto que pueda mejorar tu vida y haz lo posible por conseguirlo.

 

  1. Disfruta con lo que haces: tu trabajo, tus estudios, las tareas de casa… Debes buscar la parte que más te gusta de tus obligaciones y disfrutarla al máximo intentando compensarla con la que te guste menos para que al final dichas obligaciones no te sean fastidiosas. Son parte de tu vida, realízalas con entusiasmo

 

Te propongo que cada mañana cuando te despiertes te digas a ti mismo que -estas en cantado de estar aquí-. Si hace sol, celebra que sus rayos te acaricien y si llueve, deja que el agua limpie tus impurezas

 

“No dejes apagar el entusiasmo, virtud tan valiosa como necesaria; trabaja, aspira, tiende siempre hacia la altura.” Rubén Darío