Ayer fue un día especial, ayer fue un día de rememorar vivencias y volverme a sentir aquella adolescente que llevaba una falda de cuadros, un suéter de pico verde y un babi de rayas. Aquella que aprendía y tatuaba cada día sin saberlo los valores franciscanos que tanto me han servido en mi carrera para hacerme mujer y que a los ojos de los demás te hacen ser tan diferente.

Muchas de nosotras ya nos habíamos visto hace poco pero ayer se incorporaron nuevas compañeras y la emoción volvió a tambalear nuestros cimientos y hacernos sentir lo importante que son las compañeras del colegio. Nos sentimos muy felices y echamos de menos a todas aquellas que por distintos motivos no habían podido acudir a la cita. Sobre todo recordamos a Pilar, esa mujer valiente que le planto cara a la vida y lucho hasta el final con uñas y dientes por seguir aquí, pero el Padre tenía otros planes para ella… y aunque a nosotras se nos escape de nuestro entender, seguro que desde el cielo cuidará de todas y se reirá a carcajadas como ella bien hacia, cuando nos oiga comentar, cantar y decir alguna que otra burrada (smile).

Estos encuentros son muy enriquecedores, una se topa con mujeres adultas, ya no somos las niñas de aquella época y descubres infinidad de cosas que por la inmadurez de entonces, una no veía.

maribelmunoz_coach-075Es curioso observar que hay compañeras que entonces te unían grandes vínculos y ahora tal vez ya no tienes tanto en común y otras que entonces tenían distancias infranqueables y ahora hemos estrechado grandes lazos de amistad y eso me hace muy feliz. Aunque, estaréis de acuerdo conmigo, que cuando una pasa los cincuenta se dejan tontunas a parte e intenta de empatizar con  el mundo y quedarse con las cosas que nos unen dejando a un lado todo aquello que nos pueda enfrentar

Realmente ha sido muy emocionante hablar y saber de sus actuales vidas. Con algunas he compartido una larga charla en la comida muriéndonos de la risa de lo tontas que pudimos ser en esa época, cuando fumábamos a escondidas y el miedo que nos daba Sor Clara (smile), y a la vez tanto que nos enseño académicamente y sobre todo en nuestro crecimiento personal.

Me alegro mucho de haber acudido de nuevo a la llamada de Mercedes y espero que las que no han venido lo hagan a la próxima y las que han decidido alejarse cambien su sentir, para que no se pierdan estos momentos tan especiales tan llenos de magia.

Estos encuentros son más especiales porque hemos encontrado el local perfecto La Taberna de Marisa y la amabilidad y tenerla a ella como anfitriona que lo hace todo más fácil.

Sólo puedo decirles gracias por su amistad y su cariño. Gracias por formar parte de mi vida y mis recuerdos. Y deseo de corazón que esto siga por muchos años más.

¡ALUMNAS FRANCISCANAS LAS MEJORES!