Yo no soy esa 
que tu te imaginas 
una señorita 
tranquila y sencilla ….

Tal vez yo no mueva masas, ni abandere ningún gran proyecto y tampoco soy una gran feminista, pero sí que soy una mujer luchadora que intenta cada día superarse y ayudar a otras mujeres que lo tienen, por distintos motivos, difícil para hacerlo solas.

No soy una gran oradora, ni tampoco dispongo de una inteligencia poderosa, pero si soy perseverante, trabajadora y cada día procuro que mi mundo sea un poquito mejor. Lo hago con pequeñísimos gestos: dando los buenos días y mi mejor sonrisa a todo el que me voy encontrando camino al trabajo: la vecina, el barrendero, el dueño del bar, los que toman café, aquel despistado que aún está medio dormido…

Cada día envío un mensaje mañanero a 180 personas a las que les sirvo de despertador, por mis tempraneras, y me consta que muchos días soy el empujón que uno necesita para tirar para adelante.

Me gusta vivir, dejar vivir y hacer la vida fácil.

Me siento orgullosa de formar y haber formado a colectivos vulnerables por diferentes motivos y ofrecerles un trabajo que les hace sentirse importantes, recuperar esa dignidad que por un u otro motivo le había sido arrebatada y poder conseguir un lugar en esa sociedad que la mayoría de veces los ignora y los rechaza.

Hoy estoy especialmente feliz porque una de mis alumnas, una mujer venezolana culta, preparada, trabajadora ha firmado un contrato con nosotros y estoy segura que será el principio de un nuevo futuro. Ella que ha tenido que salir huyendo de su país, dejándolo todo, su casa, su empresa, su familia.. hoy vuelve a recuperar la ilusión y sus ojos vuelven a brillar, hoy vuelve a sentir ganas de seguir adelante.

No soy muy valiente pero no se me caen los anillos de dar clase en la Coma ni en otros barrios que no tienen buena prensa. Si hay personas con ganas de aprender y superarse allá que me voy para compartir con ellos todo aquello que les pueda enseñar.

Algunos, sin conocerme, porque soy cristiana católica y practicante (nunca lo oculto ni me avergüenzo de ello) me pueden tachar de meapilas, anticuada, de mente cerrada y muchas otras barbaridades más que para nada tienen que ver con mi persona. Yo me considero una mente abierta porque mi corazón lo está, e intento comprender y ponerme en el lugar del otro, aunque en algunos casos me suponga un gran esfuerzo.

Tengo amigos y me relaciono con gentes de todo tipo de religiones, ideologías políticas, condiciones sexuales, razas, etc… porque en todos ellos quitando todo lo demás yo veo personas y procuro fijarme en lo que nos une más que en lo que nos separa.

Estamos en tiempos difíciles donde todo está revuelto, a veces me canso de luchar contra corriente, me viene el desánimo y la impotencia y en ocasiones me dan ganas de tirar la toalla. Gracias a Dios esto dura poco. Recapacito, me pongo en marcha, me visto con mi mejor sonrisa, me vuelvo a poner en camino y extiendo mi mano por si alguien la necesita.

Es de cobardes abandonar y yo, aunque no soy muy valiente… tampoco soy cobarde. Me viene a la mente la poesía de Benedetti y aun me siento mas fuerte

“No te rindas que la vida es eso,

continuar el viaje,

perseguir tus sueños,

destrabar el tiempo,

correr los escombros y destapar el cielo”.