Llevo más de cuatro años dedicando una parte de mi tiempo a la formación y sobre todo a hacer talleres, ofrecer herramientas para mejorar la autoestima y superación de mujeres con pocos recursos y con vidas muy complicadas.

No se a vosotros pero a mí la vida me va poniendo en el camino instrumentos, posibilidades, realidades…. Que si estas atenta, las colocas en tu mochila y te ayudan a emprender nuevas aventuras y proyectos que ni tan siquiera te habías planteado o porque ni siquiera lo conocías.

Toda mi vida en la medida de mis posibilidades he estado y estoy dispuesta a colaborar con dinero, ropa, alimentos, etc. Yo me preguntaba, si la ropa que entregas tú te la pondrías, si los alimentos son de la misma calidad que los que compras para tu familia, cuando la ayuda es espiritual, anímica también debe ser de la mejor calidad. Estaba yo en esos pensamientos, cuando una compañera de Evap me dijo ¿Por qué no estudias Coaching? Empecé a indagar y a enterarme de qué iba y ¡zas! Cada cosa que descubría me gustaba más. Estoy convencida de que innato tengo un pequeñito don que cuadra con esta profesión y en esta etapa de mi vida con un bagaje muy importante de vivencias, experiencias, conocimientos, etc. no podía dejar escapar esa oportunidad.

Tras varios meses de estudio y prácticas, por fin el viernes pasado tuve mi primera sesión grupal como coach profesional. El taller se llama “Elige tu el camino para brillar con luz propia”. Todo ha sido maravilloso desde la preparación hasta la puesta en escena. Como siempre mi equipo ha estado ahí apoyándome y aportándome buenas ideas: Marta elaboración del material del taller (todo hecho a mano y diseño exclusivo), Juan con la música, Sonia con la ficha de cada participante, Olga diseñando una dinámica, Ana con la encuesta de satisfacción, Antonio con la logística….. en fin cada uno aportó su granito de arena que al final juntos conseguimos tener una playa de ensueño. Cuanta tranquilidad me da siempre de pensar que tanto en los fracasos como en los triunfos no estoy sola, mi gente siempre me acompaña.

Las coachees que participaron, como no podía ser de otra manera, eran mis amigas. Ocho mujeres extraordinarias que no se quisieron perder como mi proyecto, se convertía en una realidad: Carmen, Cristina, Maite, Marta, Merche, Silvia, Viven y Yolanda. Entre todas conseguimos un ambiente sereno, tranquilo, pero lleno de energía. Comenzamos a sentir en nuestro interior unas ganas de cambiar aquellas cosas que nos molestan para ser felices.

Os dejo un reportaje de fotos de lo que dio de sí la tarde. Estoy segura que esto tan solo es el principio de un largo camino por andar, descubrir y por supuesto disfrutar.