Todas las personas aspiramos a encontrarnos a gusto con nuestro cuerpo, cada uno en su versión particular y única. Pero cada día nos cerramos a ese bienestar físico y psicológico.

Cada mañana al despertar, esperamos que nuestro cuerpo responda dócilmente a nuestras exigencias diarias, a nuestro continuo estrés…. El respiro del fin de semana y de las vacaciones a penas sirve para ralentizar el ritmo y reponernos del cansancio acumulado.

Nuestra sociedad no para de bombardearnos con mensajes  de cuerpos bellos, esbeltos, jóvenes. ¡Y esa imagen nos esclaviza! Nos obligamos continuamente a parecernos a esos seres perfectos,  (en la realidad no lo son) queremos agradar, atraer una atención  que por nosotros mismos no creemos merecer.

Al no escuchar nuestras verdaderas necesidades, al intentar parecernos a modelos deseables, acabamos por no sentirnos a gusto con nosotros mismos. Familiarizarte con tu cuerpo, quererlo, cuidar de él desde la serenidad, te puede abrir nuevas posibilidades.

Cuando estás en guerra con tu cuerpo, la vida se convierte en  un campo de batalla. Si por el contrario, estableces una relación amistosa y de complicidad, puedes comenzar a experimentar el placer de estar vivo.

Tu cuerpo está inmerso en el mundo, se relaciona con los demás, estas creciendo en el interior de múltiples intercambios físicos, afectivos, emocionales. En cada una de esas relaciones tu cuerpo te señala  si estas cómodo o no, si te apetece alejarte o acercarte del que camina a tu lado. Si estas atento descubrirás pistas muy interesantes.

Tu cuerpo no es una máquina, por muy sofisticada que sea. Es el templo de la vida, es el resultado de un poder increíble que ha sabido fabricar un ser singular: TÚ

Aunque a veces tengas momentos en que la vida te maltrata, lucha por conseguir momentos en que te sientas plenamente vivo, habitado por la alegría de existir.

Deseo que después de haber leído estas palabras, tu cuerpo se haya transformado en algo más sensible, mas hermoso, mas radiante…. Lo amas mas, y puedes por medio de él, rendir homenaje a la vida que en ti late.

Yo te deseo un buen viaje en el camino de la existencia. Satisfecho de tu cuerpo…