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Cada día observamos que las emociones y los acontecimientos negativos producen efectos nocivos es nuestra mente y en nuestro cuerpo. Por el contrario todo aquello positivo que nos pasa y sobre todo las risas y carcajadas nos producirán bienestar.

La risa no es algo que aprendamos porque se ha comprobado en las nuevas ecografías tridimensionales que ya sonreímos dentro del vientre materno. Cosa lógica porque no hay un lugar más acogedor y aclimatado que ese. Por eso cuando salimos lo hacemos llorando y esa risa placentera se convierte en llanto. Todos envidiamos lo felices que son los niños y que difícil nos resulta mantenerla a lo largo de la vida.

¿Cuánto hace que no te ríes? No hablo de una mueca, hablo de reírte con ganas? Durante nuestra infancia nos pasamos casi todo el día riendo y sin embargo cuando nos hacemos mayores cuanto nos cuesta. ¿Por qué ocurre esto? Sencillamente porque cuando crecemos vamos dando más importancia a la parte externa de nuestro cuerpo en detrimento del interior, y cuando uno se empeña en ir contra natura los resultados tienden a ser menos favorecedores.

 

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Hay una frase preciosa de Payasos Sin Fronteras, ONG que trata de llevar una sonrisa a los niños en zonas bélicas, “Nosotros, que hemos estado tratando epidemias por todo el mundo, nos hemos dado cuenta de que lo más contagioso que hay es la risa”. Realmente es muy cierto y produce grandes logros. El otro día me comentaba una amiga que regenta un Escuela Infantil, que hay un abuelito que lleva a sus nietos y tiene a su esposa en coma, y le dijo que gracias a su sonrisa de cada mañana le hacía sentirse vivo. Uffff que pasada! Por eso cada día antes de salir debemos ponernos nuestra mejor sonrisa porque no sabemos quién la puede estar esperando.

Yo vivo en un barrio que no es de alto nivel económico, Patraix, pero os puedo asegurar que no lo cambiaría por otro más lujoso. Cuando salgo de casa cada mañana y me dirijo al despacho que esta no más de 100 metros, saludo como mínimo a cuatro o cinco personas, sin contar a una familia china que regenta un bar que me ofrecen su mejor sonrisa. Eso amigos, no tiene precio, se empieza la mañana con otro talante y no te enfrentas al día…. lo acompañas.

Que no te importe reír aunque te salgan patas de gallo, aunque se te marquen algunas arruguitas en la comisura de los labios porque eso es expresión de vida. Además mira todo lo que te aporta reír:

  • Ayuda a la segregación de endorfinas, que son unas hormonas que producen euforia y tienen efectos tranquilizantes y analgésicos que palian los dolores.
  • Reduce el colesterol
  • Favorece una mejor oxigenación de cuerpo y mente, consiguiendo así una gran calma interior.
  • Elimina las tensiones musculares, relajando el cuerpo
  • Limpia los pulmones
  • Regula el pulso cardiaco previniendo enfermedades del corazón
  • Disminuye la presión arterial en sangre
  • Ayuda a paliar el insomnio
  • Reduce los niveles de glucosa
  • Nos hace parecer más jóvenes
  • Previene enfermedades, ya que mejora el sistema inmunológico.

 

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El cerebro no distingue una risa espontanea de una risa fingida, por lo que independientemente de cómo hemos empezado a reírnos, los beneficios que se derivan son los mismos. Te aconsejo pues, que practiques la risoterapia seguro que pasarás un buen rato.

Después de todo lo dicho, ¿merece o no merece la pena reír?

Me acompañasssssss?

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