La otra tarde en una sesión grupal una compañera nos contó que años atrás se sentía constantemente contracturada, con dolores de cabeza intensos, estomacales, etc. Le propusieron una terapia y a partir de que descargo todo aquello que le oprimía, desparecieron por completo todas las molestias.
La vida nos ofrece experiencias vitales con estados emocionales positivos y negativos que influyen en nuestra salud y en el funcionamiento del cuerpo. Todos experimentamos cómo nos sube la temperatura cuando algo nos enfurece, el cuerpo se tensa y cuando volvemos a un estado de paz nos queda una sensación de agotamiento físico que nos deja extenuados. Si esto se repite con demasiada frecuencia puede llegar a provocarnos un mayor malestar físico en distintas zonas del organismo. Muchas enfermedades no provienen exclusivamente de factores orgánicos, sino también de factores psicológicos, emocionales o afectivos.
Por todo lo dicho nos viene bien el proverbio “más vale prevenir que curar” y así aplicar técnicas que nos ayuden a prevenir posibles enfermedades.
Para poder eliminar todos los sentimientos negativos de tu interior y recuperes tu bienestar, elige a una persona que sea de tu entera confianza para desahogarte y hablar de todo aquello que te mortifica.
En caso de que no te sientas seguro de exponer tus emociones con alguien conocido, acude con un especialista en el tema, el cual te ayudará a canalizar esas emociones sin juzgarte o te ayudará a identificar la causa de los problemas que dañan tu salud.
No todo el mundo se percata de ello, pero cierto es que cuando uno no expresa lo que siente, todas esas emociones se van acumulando en nuestra mente y tarde o temprano terminan manifestándose en malestar físico. La ventilación emocional puede ayudarte.
Si te cuesta expresar las emociones y éstas acaban afectando tu salud, la ventilación emocional viene a ser nada menos que la exteriorización o expresión de las emociones que te oprimen.
La finalidad de esta técnica es que el cúmulo de malas emociones no se quede recluido dentro de uno mismo.
Ese dolor o malestar físico en muchas ocasiones es el resultado de una emoción no canalizada. Como ejemplo tenemos los dolores musculares, cervicales, cardiovasculares o los dolores de cabeza.
Con este método se logrará reducir ese malestar a la vez que su carga emocional.
Otra buena forma de expresar nuestro sentir es utilizando la escritura. Escribir sobre las emociones no solo ayuda a la ventilación de las mismas, sino que también favorece el razonamiento de lo que nos pasa. Hacer el esfuerzo de transmitir por escrito lo que nos sucede internamente hace que hagamos consciente el sufrimiento interior y es precisamente el tomar conciencia de ello lo que nos permitirá superarlo.
Todo aquello que no aceptamos no lo podemos cambiar, y la vida siempre está en movimiento como el agua fresca de un rio. Os propongo que no neguéis vuestras emociones adversas si queréis trascender hacia el bienestar.