Después de observar a algunos personajes  que pululan a mí alrededor, cuando disfruto de mi ocio playero,  me ha dado la inspiración para escribir mi post de esta semana. EL RESPETO.

El respeto es una de las acciones más importantes y necesarias que disponemos los seres humanos para poder vivir mejor en comunidad. Con él valoramos al otro, lo toleramos y dejamos su espacio para que se desarrolle, procurando no entorpecerlo y mucho menos agredirlo.

Este respeto puede aplicarse a diferentes grupos: el respeto por los niños supone su protección, el respeto por la libertad de expresión supone su defensa, el respeto por los ancianos supone su atención constante, etc. Todos tenemos derecho a ser valorados, queridos, cuidados y protegidos.

El respeto supone que todos y cada uno de nosotros debemos tolerar nuestras diferencias, nuestras limitaciones, aquello que nos hace únicos e irremplazables. Debemos construir una mejor sociedad en la que la violencia, la agresión, la discriminación o el abuso no existan. Para ello, tenemos que cumplir reglas de convivencia y así será posible un buen desarrollo del bienestar social. Es importante respetar las leyes viales para evitar daños a uno mismo o a terceros, es importante respetar las leyes contra delitos o crímenes, es importante respetar el cuidado del medio ambiente de modo que todos podamos tener una mejor calidad de vida. Es importante respetar y cumplir las leyes comerciales, civiles, internacionales para que todas las sociedades se desarrollen al máximo potencial posible.

Estamos viviendo en una sociedad falta de valores y buenos modales, vivimos enganchados a ciertas normas auto impuestas, unas normas que hemos hecho nuestras a base de egoísmo, y nos están convirtiendo en  seres sin educación.

Me llama mucho la atención la cultura nipona, del respeto que llevan innato hacia la naturaleza, y  de ese gran respeto por la naturaleza surge la modestia de que el hombre no es más que una parte de la misma, sentimiento que se refleja también en su actitud hacia los demás. Los japoneses no escatiman en reprimirse a título personal en beneficio del grupo; creen que si el grupo mejora por esto, ellos mismos pueden beneficiarse. Son conscientes de que si uno comienza a perseguir su interés personal, todos lo seguirán y se generará confusión, así que el conjunto saldrá perdiendo. Esto pudo apreciarse perfectamente justo después del desastre del 11 de marzo de 2011 en los damnificados del terremoto y el tsunami: aceptaron lo ocurrido pensando que “no hay remedio”, sin enfadarse en vano con la furia de la naturaleza que había provocado un sufrimiento insoportable. Esto no significa en absoluto que sean fatalistas, sino que tienen un entendimiento sumamente realista: no derrochan su energía inútilmente en críticas no constructivas, y toman a sus familiares y amigos de la mano esperando la siguiente bendición de la naturaleza.

Para terminar y a modo de conclusión diré que respetar a alguien es tratarlo de acuerdo a su dignidad. Esta dignidad propia requiere de los demás un comportamiento adecuado, de modo que las faltas de respeto voluntarias son una injusticia, por incumplimiento de ese deber.

En cambio, donde hay respeto reina un ambiente cordial y amable, donde da gusto estar y convivir.

No juzgues, solamente comprende y si no puedes comprender, siempre respeta. Cualquier persona posee una dignidad por el hecho de ser persona, y así  todo   hombre  merece algún respeto, un trato adecuado a su dignidad humana.