Hoy se celebra la fiesta de los Reyes Magos y realmente es una fiesta ver las caras de los peques, cuando aún los primeros rayos de sol despertaban la mañana ellos ya andaban correteando por la casa enseñando lo que sus majestades les habían dejado en los zapatitos limpios colocados con mimo la noche anterior. Hablo de niños, pero algunos no tan niños han acudido expectantes para ver lo que tenían en sus zapatones y con sorpresa descubrir que a pesar de no haber sido tan buenos, un regalo les estaba esperando.

Hoy han venido a mi mente muchos recuerdos, cuando yo era pequeña y mis padres me colocaban con esmero como los mejores escaparatistas del mundo los regalos que con mucho sacrificio me habían podido comprar: un estuche de dos pisos con las tapas de purpurina, una bola del mundo, libros que aún conservo, un paraguas de vivos colores abierto estilo Mary Poppins, una cartera para el cole, el tocador de la Señorita Pepis que fue un regalazo con el que jugué muchos años de mi vida. Porque yo amigos he sido de jugar mucho, apuré mi infancia y la disfruté a tope.

Cocinitas con sus accesorios, una máquina de hacer palomitas, un moisés precioso engalanado como si de uno real fuera.Mi madre era muy mirada para esas cosas (smile).

Recuerdo un muñeco que se llamaba Toribio que le apretabas por detrás y sacaba la lengua (smile)

No creáis que eso eran regalos de una tirada, entonces como mucho eran tres o cuatro y una o dos cosas de provecho que hacía falta. Pero recuerdo despertarme ir corriendo al comedor y ver todo tan bien colocado, (nada de regalos envueltos) que me quedaba petrificada observándolo y pensar que era para mí.

También he recordado cuando años más tarde conocí al hombre de mi vida una Nochevieja en tierras manchegas y nos enamoramos sin pensarlo sin meditarlo. Yo me quede en casa de mi amiga hasta Reyes y aunque me decían que no esperara que me regalara nada, yo le compre un mechero tal vez sin esperar nada a cambio. Pero la magia del amor lo llevo a la Roda y sin esperar respuesta el me compró otro mechero. Ese fue nuestro primer regalo contra todo pronóstico. ¿Qué poco sabe la gente del poder del amor! (smile)

Ya por último he recordado cuando mis hijas eran pequeñas y nosotros éramos los encargados de a hurtadillas y cuando por fin se iban a dormir colocar con mucho cariño lo que ellas inocentemente habían pedido. Era muy gracioso cuando les decía cierra los ojos… ¿Oyes a los camellos? Y ellas entre contentas y asustadas me decían que si (smile) lo hacía tan verídico que hasta yo los escuchaba (smile).

Pero yo hoy voy a ir más allá de todo esto, más alla de polémicas de reinas magas, de reyes un tanto floridos, de cabalgatas laicas o no. Para mí el día de hoy es mucho más importante que todo eso.

Es la adoración de unos grandes personajes, reales, sabios, poderosos ante un niño que nació en Belén envuelto en pañales, en un pesebre. El vino a traer la luz al mundo que estaba en tinieblas y no lo hizo a lo grande, lo hizo con humildad, sin grandes ornamentos, sin pretensiones. Él no necesitaba rodearse de políticos, militares, hombres poderosos. Sus armas eran otras, el Amor y la Paz y eso amigos, es lo que a mi realmente me importa de la festividad de hoy.