La frustración aparece en nuestras vidas cuando no conseguimos realizar nuestros sueños y deseos. Cuando hay una brecha que se nos antoja insuperable entre nuestras expectativas y nuestros resultados. Cuando el resultado es muy inferior a nuestro esfuerzo.

Es habitual haberla conocido, casi todo el mundo la conoce, aún así es una incómoda compañera de viaje, ya que cuando la sufres, te impide volver a soñar, a imaginar nuevos proyectos.

Los sentimientos que la acompañan van relacionados con el momento personal que vivamos, aumentando así los sentimientos de ineficacia , de bajo autoconcepto personal, de complejos, falta de motivación e ilusiones, de fracaso… Algunos, incluso, han llegado al extremo de renunciar a soñar y tener aspiraciones, convencidos de que han nacido para perder.

Yo personalmente opino que aceptar y vivir felizmente la vida, supone reconocer que las cosas no ocurren cuando y como queremos en la mayoría de las ocasiones. Aceptar el camino truncado y llevarlo a nuestro terreno… NORMALIZARLO, puede llevarnos hacia otra meta, hacia otra forma de vivir diferente, pero no menos feliz.

Cuando estaba preparando este tema me encontré de nuevo con el testimonio de Viktor Frankl, un neurólogo y psiquiatra austriaco de origen judío que se vio sometido durante tres largos años a todo tipo de torturas psíquicas y físicas en un campo de concentración. Esta situación es mas que suficiente para que cualquier ser humano se derrumbe, se frustre. Sin embargo no solo consiguió sobrevivir sino que encontró un motivo para hacerlo:

Todo puede serle arrebatado a un hombre, menos la última de las libertades humanas: el elegir su actitud en una serie dada de circunstancias, de elegir su propio camino. ¿No podemos cambiar la situación? Si no está en tus manos cambiar una situación que te produce dolor, siempre podrás escoger la actitud con la que afrontes ese sufrimiento.”

Con este descubrimiento, con esta iluminación Viktor encontró sentido a su vida y con ello ayudo a otros presos a sentir y actuar de su misma manera. Se gano incluso el respeto de sus propios verdugos

Es obvio que no tenía libertad física, pero mentalmente era más libre que sus propios guardianes pues había decidido serlo en el momento en el que escogió que sería él mismo el que decidiría cómo responder a todas esas atrocidades.

Seguro que cuando comparas la situación en la que se encontraba Viktor con la tuya, todos los problemas parecen mucho menos graves.

Quizás no puedes cambiar algo de lo que te ha sucedido: un fracaso laboral o una ruptura de pareja son cosas que pasan, pero en última instancia eres tú quien elige cómo responder a esa situación.

Para terminar, nada mejor que recordar una frase del famoso psicólogo que dedicó parte de su vida a estudiar las emociones humanas, William James: “Aceptar lo que ha sucedido es el primer paso para superar las consecuencias de cualquier desgracia”.