Como muchos de vosotros ya sabéis, la semana pasada tuve una caída con la mala pata de fracturarme la base del quinto metatarso. Era la víspera de la última etapa de mis vacaciones y de momento y en un segundo te cambia todo, en un instante todos tus planes, todo lo que habías organizado se derrumba con el añadido de una escayola y todo lo que esto conlleva.

Yo cada mañana valoro y mucho lo que tengo y lo afortunada que soy de tener personas que me quieren, que se preocupan por mí y en estos momentos es cuando ves realmente quien está y quien no está. Seguro que estos parones obligatorios te vienen muy bien para hacer cribas y saber quiénes son tus compañeros de viaje incondicionales. Todo lo material es pasajero y no hace nada más que adormilarme a mi realidad más auténtica, engañándome y acomodándome a ese estado de confort en el que de vez en cuando me hospedo y adormece mis sentidos.

Pasan por tu mente multitud de pensamientos negativos y tienes que utilizar todas las herramientas que conoces para que dichos pensamientos no acampen en tu vida y te hagan sentir mal: triste, melancólica, amargada. No te preocupes si te pasa esto porque es normal, tienes que ir regularizando y asimilando todo lo que te ha ocurrido y adecuarlo a tu nuevo entorno, a tu nueva realidad. No te compares con nadie… interioriza, medita y trátate con cariño. No seas extremadamente exigente contigo y deja fluir tus pensamientos y emociones.

Hoy quiero compartir con vosotros todo esto que me está pasando para que os sirva de ayuda en situaciones parecidas. Los sucesos y acontecimientos, tantos buenos como malos, ocurren para que aprendas y también sirvan de ejemplo a otras personas y no se den por vencidas. Tenemos que aprender del dolor y la frustración… los verdaderos ganadores nunca se dejan caer. Es importante superar el sentirse desilusionado o desairado para poder recobrar la confianza en uno mismo. Lo más importante es estar enfocado en salir adelante, progresar y recordar que el dolor y la frustración son el camino a la grandeza interior.

Ten paciencia y veras como todo mejorará en su tiempo. Lo que vivimos tiene un proceso y consecuencia… no debes darte por vencido. Cada prueba o problema hay que tomarlo como una oportunidad para moldear nuestro carácter y aprender de ello.

Para finalizar te diré que es muy importante conocer las etapas por las que pasamos cuando nos enfrentamos a un contratiempo. En cada etapa hay capacidades o habilidades que nos ayudan a transitar por cada una de ellas y, si las utilizamos adecuadamente, nos resultará más sencillo superar cualquier cambio de rumbo.

“Ten paciencia. Espera a que el barro se asiente y el agua se aclare. Permanece quieto hasta que la acción correcta surja por sí sola.” (Lao Tse)