Llevo muchos años dedicándome a la docencia de una u otra manera… prácticamente toda mi vida como adulta. Comencé estudiando mi carrera de filología impartiendo clases particulares de latín y durante esta etapa recibí uno de mis regalos más valiosos, conseguir que una chica de ciencias que odiaba el latín aprobara y pasara del odio al amor, aunque solo fuera un amor platónico (smile).

Disfruto dando clases, me las preparo con todo el amor que soy capaz y procuro que sean lo más didácticas, amenas y participativas posibles. A veces es complicado cuando el temario es denso y con pocas alternativas… por ejemplo el Manipulador de Alimentos. Bueno a pesar de su densidad he conseguido a través de imágenes, videos, etc hacerlo de una manera simpática que incluso personas con problemas de idioma puedan asimilarlo y aprobar el examen con buenos resultados.

Estoy convencida que uno de los compromisos más importante es procurar cada día mejorar el mundo, hacerlo más humano y habitable. Es importante transmitir ese mensaje a nuestros alumnos y por supuesto practicar cada día con el ejemplo, en una palabra, ser coherentes. Invitarles a conocer ese potencial que tienen dentro y que tienen que despertar si aún no lo han hecho.

Sócrates: “Yo no puedo enseñaros nada, sólo puedo ayudaros a buscar el conocimiento dentro de vosotros mismos, lo cual es mucho mejor que traspasaros mi poca sabiduría”

En todos mis cursos, sean largos o cortos e independientemente del temario siempre comienzo hablando de actitud. Esa predisposición positiva que tenemos que tener en la vida para cualquier acto o emprendimiento que comencemos.

La actitud es una de las herramientas más poderosas que tenemos y que puede ser una mejora importante en nuestra vida. De ella depende una buena parte de lo que conseguimos y con ella disfrutaremos de todo lo bueno que la vida nos ofrece y sabremos asumir lo menos bueno. Cambiar todo aquello que no nos gusta, si podemos, o incorporarlo a nuestra vida si no hay más remedio.

Se consigue más con una buena actitud que con un gran conocimiento. Lo que no sabemos lo podemos aprender o buscar en los libros o en Internet. Pero la actitud no la podemos encontrar fuera, es algo de dentro, algo que tú decides. Algo que llevas puesto… o no.

Para finalizar os aporto unos apuntes por si os sirven de ayuda a aquellos que os dedicáis a esta hermosa y gratificante profesión:

  1. Vivir con pasión lo que hacemos.
  2. Defender el esfuerzo, la colaboración y participación.
  3. Emplear la disciplina responsable ya que ésta es el puente entre las metas y los logros.
  4. Respetar y hacernos respetar.
  5. Poseer los conocimientos y las competencias de las áreas y materias que enseñamos, reflexionando continuamente sobre nuestra práctica docente.
  6. Enseñar a pensar y potenciar el autoconocimiento.
  7. Creer y amar lo que hacemos.
  8. Enseñar en la tolerancia y defender la diversidad.
  9. Practicar cada día la empatía.

“La enseñanza que deja huella no es la que se hace de cabeza a cabeza, sino de corazón a corazón”. Howard G. Hendricks